Este trabajo realiza una crítica de la posición intercultural como vía para atender las demandas reivindicatorias de los pueblos originarios. Se parte de un análisis filosófico de los movimientos indigenista e intercultural, para evaluar el impacto que han tenido en cuanto a la reivindicación de las culturas indígenas en el orden social contemporáneo. En función de lo anterior, se explicitan las limitaciones con que ambas posturas intentaron ofrecer soluciones: integracionismo por parte del indigenismo y homogeneización de las posturas interculturales afines a un Estado liberal. Con base en ello, se articula una crítica hacia la postura intercultural, acusando que se trata de una perspectiva terciaria (el no indio) que actualiza estructuras de homogenización que ya venían desde la práctica indigenista. Por último, se ofrece un posicionamiento de corte ético como vía para resignificar la práctica intercultural: se trata del deposicionamiento del sujeto que se abre a contenidos culturales alternos como condición de posibilidad para el ejercicio intercultural; es decir, se trata de un nuevo tipo de actitud y posición (ethos) que se abre a la experiencia de la alteridad.