El estallido social chileno originado en octubre de 2019 fue una manifestación del poder constituyente. El pueblo, con un sentido político, protestó en contra de condiciones indignas mediante las cuales se estructura actualmente la vida en la sociedad chilena.
Los derechos fundamentales buscan proteger la dignidad humana, un concepto de difícil aprehensión. La dignidad entendida desde el formalismo no logra explicar por qué hay personas sin condiciones materiales de existencia. Una concepción material de la dignidad, ayuda a comprender mejor el sentido de la revuelta.
El actual momento constituyente invita a pensar en la conveniencia de aplicar un constitucionalismo transformador, que amplíe el concepto de ciudadanía y avance en derechos sociales. Esto obligaría a abandonar el constitucionalismo neoliberal imperante.