El problema del valor cognitivo de las obras literarias ha recibido fundamentalmente dos tipos de respuesta, la cognitivista y la anti-cognitivista, la primera sostiene que la literatura es vehículo de verdades universales y la segunda mantiene que no transmite nada salvo falsedades y trivialidades. Entre estas posiciones opuestas, este ensayo defiende una forma de cognitivismo débil afirmando por una parte, con los cognitivistas, la idea de que aprendemos de la literatura, y por otra parte, con los anti-cognitivistas, la intuición de que la literatura no nos transmite (en primera instancia) verdades sobre nosotros mismos o sobre el mundo.
La idea es que una solución basada en dos niveles, de acuerdo con lo que aprendemos de la literatura, se deriva de una combinación de knowing that y knowing what. En primer lugar, para aprender algo de la literatura necesitamos comprender, y por tanto saber, de qué hablan los textos literarios, tenemos que ser capaces de aferrar el estado de cosas descrito. Este es el primer nivel, relativo a la verdad literaria y al knowing that. En un segundo nivel, nuestro aprendizaje a partir de los textos literarios tiene que ver con imaginar cómo es ser esos personajes involucrados en esos eventos, por lo tanto, knowing what es como vivir una vida diferente de la propia. En este nivel aprendemos de la literatura del mismo modo en que aprendemos de los experimentos mentales, ejemplos o contraejemplos. Esto es lo que Hilary Putnam ha llamado “conocimiento conceptual de vidas posibles